Gracias, vida sagrada. Gracias por sostenerme con tu hilo invisible, ese lazo eterno que me une al propósito desde antes de nacer. Desde el vientre de mi madre, me enseñaste que todo está entrelazado: el camino, la misión y el tiempo. Gracias por revelarme la dulzura de la existencia y por dotarme de la fuerza para transitar cada estación del alma. Por la abundancia que me permite vivir con dignidad, y la libertad sagrada de saborear cada instante como parte de la eternidad. Gracias por la sabiduría para acoger lo bueno con humildad y actuar con rectitud, y por la claridad para cortar aquello que no nutre. Vivo con mis hermanos, caminantes también, unidos por la voluntad de cazar juntos los aprendizajes del día. Gracias por la creatividad que brota como río, permitiéndonos volar sobre los pensamientos celestiales y contemplar cada amanecer como un regalo. Por las redes que nos ayudan a recoger lo esencial, y la autoridad espiritual para alzar la voz con gratitud, reconociendo q...
Guatemalteco, Maya K'ich'e.