Las religiones son la
Paz, sus miembros son la guerra.
Estaba
sentado leyendo un libro sobre la vida de Mahoma, en plena lectura obtuve un
momento de reflexión, pensando sobre lo que profesa, cada religión del mundo,
llegando a la conclusión. Todas las religiones profesan y hablan de la paz y
del amor, hacia todos los hombres de la tierra. Por lo tanto, son los hombres
los responsables de las guerras. Como habrá dicho un hombre que no recuerdo su
nombre, quien hizo referencia a un concepto “me gusta el cristianismo, pero no me gusta los cristianos”
pudiera decirse me gusta el budismo,
pero no me gusta los budistas.
No
he leído un libro o principio religioso que promueva la guerra entre hombres,
los bases espirituales se fundamentan en el bienestar colectivo, obviamente el
hombre, por su poco interés en aprender y adquirir conocimientos, permite a
través de su pereza mental, hacer y repetir lo que dice su líder religioso, sin
la necesidad de cuestionar, porque es más fácil decir si a todo, que tomarse la
molestia de cuestionar todo. Cabe
aclarar que cuestionar es una asunto de reflexión, si lo que me comparten esta
fundada desde mis principios religiosos, o son argumento de un líder,
responsable que este mundo esté en caos, contribuido por miembros pasivos, que
se han conformado a recibir riquezas de este mundo terrenal, omitiendo que las
religiones son instrumentos del creador, para recordarnos, que esta vida es
pasajera, que existe la eternidad. Sin embargo no podemos cambiar el
conformismo humano, que ha permitido todas las guerras en el mundo.
Si
lo hombres aprendieran a creer en lo que pregonan, seguramente nuestra realidad
sería distinta. A lo que vemos actualmente, un sistema social, alejado de la
esencia del hombre, como un ser capaz e inteligente sobre la tierra, capaz de
crear e imaginar lo que su mente pueda concebir, pero quien está sumido en un
estado de necesidad, concentrado en vivir para comer y vestir.
El camino a la verdad
es práctica y simple, las religiones son estructuras perfectas, pero se ha
encargado de desprestigiar dicho sistema, como efecto muchas personas se han
alejado de las religiones, porque ya no encuentran un sentido en participar en
ella, una situación que contribuirá a que el hombre se aleje más de su esencia
espiritual.
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