Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2018

¡Buen día!

¡Buen día! Con el alma perdido entre la alegría de la niñez y el abrazo de la montaña,  rodeado de encinos minúsculos, hojas secas y polvo seco,  siendo tan escasas las malezas   que dejan ver la piel de la tierra, rocosa y ardiente,  ideal para el bronceado de los reptiles,  expuestos a tumbarse en los caminos de los hombres,  propiciando batallas de muerte,  porque reptiles y hombres al verse se asustan,  ante las circunstancias y elementos,  optan, por correr o batallar, si la opción es batallar,  el reptil borra su cuerpo dejando navegar su imaginación en el infinito. Mañana exuberante,  el roció del amanecer se desliza entre las hojas y ramas de las plantas,  ocultándose de la sonrisa radiante del sol, para volver a cantar en las noches de luna,  mientras que nosotros alistando nuestras herramientas,  colgando nuestros lazos en las ramas de encino,  observamos el ocas...

UN DÍA NORMAL CON MAMÁ

UN DÍA NORMAL CON MAMÁ Ayer era duro. Pero, hoy es un bendito recuerdo. Lo norma era levantarse a las cinco de la mañana, aunque la fuerza de voluntad de un niño es la orden de mamá. Levantarse era de valiente, con temperaturas a bajo cero en pleno enero, dejar el abrigo de la chamarra, sin duda una tortura a nuestra piel infantil. Pero, con mamá no hay opción, todos a levantarse, aunque ella a las tres de la mañana, ya se había levantado, para cocinar los tamales de maíz y los frijoles negros, ha se ser increíble tener esa fuerza de voluntad de creer que hay mucho de hacer y que mañana se puede vivir mejor. Entre quejas y lágrimas nos le vantamos, utilizando nuestras botas de hule, tan frías que los huesos crujen. Pero, con los primeros movimientos de los pies se empieza calentar, abrigados con perrajes de lana de mamá, recibimos nuestros tamales de maíz y una taza de frijoles negros recién cocinados, acompañado de un té de manzanilla, ante tanto sueño lo caliente...

¡AMOR en tiempos antiguos!

AMOR en tiempos antiguos Era convencional, hasta que maduro, así decían los vecinos. Ana, la hija única de doña Josefina y don Pedro, hermana de Marvin, Mario y Juan, la familia Batz Tzúnun, una familia católica, dependiente del trabajo de campo, sin duda ejemplares en el hermoso valle de Paxtocá, rodeado de montañas volcánicas. Doña Josefina, la influyente señora de la casa, le enseñaba a  Ana, el arte de cuidar de un marido y mantener en orden una casa, absorbía cada detalle, grabando en su memoria los oficios del hogar, por cierto que no tuvo acceso a educación, porque era mujer,  en el valle solo a los hombres les era permitido asistir a un escuela, las mujeres estaban destinadas atender a sus maridos, algo de lo que Ana no sentía alguna queja, ella amaba ser considera como una buena hija. Ella era la convencional mujer que se ocupa de aprender el arte de cuidar de un hombre, tan juiciosa aprendiendo de su madre, las formas de cocinar y mantener...

¡ELLA!

ELLA Los años pasan, la memoria se estaca en el pasado,  un privilegio para la mente,  un dolor para el alma. Entre las lluvias de agosto y las cosechas de septiembre, entre a tu aposento, considerando tus órdenes como aceptación de tu aprecio, entre tu silencio y dudas, mi corazón fue recibido por la alegría de tu alma. Con el paso de los días, el ato entre tú y yo, eran más sólidas, aunque no eras tu la razón de mis desvelos, ni eras la aspiración de mis suspiros, mas bien eras la llave de mis días venideros, porque no hay camino por andar, donde no se requiera de la experiencia, aunque sea solo para señalar, mejor siempre será indicar que hablar, entre tantas palabras se crea la confusión, ya que nuestras mentes dibujan distintos cuadros, diseñados en base a los años que se ha vivido y a las aventuras que se inventan, es decir, azul no necesariamente es el mar, también puede ser el cielo, a diferencia que se señale la luna, todos pueden ver el objeto,...