AMOR en tiempos
antiguos
Era convencional,
hasta que maduro, así decían los vecinos.
Ana, la hija única de doña
Josefina y don Pedro, hermana de Marvin, Mario y Juan, la familia Batz Tzúnun,
una familia católica, dependiente del trabajo de campo, sin duda ejemplares en
el hermoso valle de Paxtocá, rodeado de montañas volcánicas.
Doña Josefina, la influyente
señora de la casa, le enseñaba a Ana, el
arte de cuidar de un marido y mantener en orden una casa, absorbía cada
detalle, grabando en su memoria los oficios del hogar, por cierto que no tuvo
acceso a educación, porque era mujer, en
el valle solo a los hombres les era permitido asistir a un escuela, las mujeres
estaban destinadas atender a sus maridos, algo de lo que Ana no sentía alguna
queja, ella amaba ser considera como una buena hija.
Ella era la convencional mujer
que se ocupa de aprender el arte de cuidar de un hombre, tan juiciosa
aprendiendo de su madre, las formas de cocinar y mantener la casa, escuchaba
cada uno de los secretos de cocina, tan simples. Pero, importantes en la
preparación de la comida, la bebida y los tamales de maíz.
Una tarde normal, era las cinco
de la tarde, procedió a bajar su piedra de moler, lo llevo bajo la pila de
barro, para lavarlo y fue a traer el maíz cocido, lo lavo con el agua acumulado
en el tinaco de barro, estaba realmente feliz, ya que sabía que su padre adora
verla cocinar y sus hermanos disfrutan comer tortillas recién hechas, estaba
tan ocupada que no escucho la voz de madre, quien por segunda vez la llamo,
para indicarle que debía ir al campo, para cortar frijoles tiernos, era la
primera vez que hacía tal oficio, con la pena de aun no desarrollar el arte de
escoger los mejores frijoles. Pero, no podría desobedecer a su madre, quien le
entrego un canasto de mimbre y le indico que debía regresar lo más rápido
posible, sin dices alguna palabra, salió de la casa, en dirección al campo de
milpa de la familia.
En el camino, aquella niña que
estaba por convertirse en mujer, diviso a lo lejos un grupo de adolescentes que
venían en grupo, entre empujones, todos estaban sucios, con la ropa llena de lodo,
algunos con botas de hule, otros sin calzado. Pero, con un rostro de alegría,
uno de ellos llevado una bola de plástico, de pronto algunos de los
adolescentes se quedaron parados, observándola, sin emitir algún comentario,
hasta que uno de ellos, se atrevió a expresarle de una manera coloquial, niña
bonita, ella no comprendió la razón de tal expresión, siguió sin pensar y se
fue al campo.
Llegando en el campo de milpa,
aprecio las plantas de frijol, selecciono las que ya tenía frutos, escogió los
frijoles de Piloy, estaban en fase maduración, sus cascaras estaban en un tono
amarillento, las corto y lleno su canasto de mimbre, emocionada la puso en su
cabeza, sobre una su servilleta de lana que estaba enrollado sobre cabeza.
De regreso, había tres adolescente
del grupo anterior que estaban sentados en una peña de grama, uno de ellos
descendió, se le acerco, le pregunto como se llamaba, donde vivía, sin que ella
diera alguna respuesta, los otros dos también descendieron de la peña, sin que
ha ella de generara alguna emoción, simplemente avanzaba a su casa, porque
sabía que ya era tarde, cocer los frijoles llevaba tiempo y que se padre, era
exigente en la puntualidad de servir los alimentos, hasta que nos los
adolescentes le tomo de la mano, sintiendo miedo y una sensación extraña que
jamás había sentido, jalo rápido su mano, corrió y llego a su casa.
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