¡CARTA DE UN PADRE!


¡CARTA DE UN PADRE!

No sabía escribir, pero mi corazón anhelaba escribirte, esperando que las letras escritas por un buen samaritano, sean realmente los suspiros de mi alma.

Tenía 18 años cuando llegaste a mis brazos, en aquel momento no encontraba que hacer, ni siquiera llevaba cosas para abrigarte, gracias mi madre que se ocupó de tus primeros cuidados, mientras tu mamá se recuperaba. Los años pasaron como el viento, sin que tenga recuerdos de momentos que haya compartido contigo, solamente las noches que te veía dormir después de mis jornadas de trabajo, no te pude leerte una historia, porque nunca conocí las letras.

Pero, el momento más difícil de mi vida, fue cuando llegaste al trabajo, ya eras más alto que yo, luego escuche tu voz, diciéndome papá, fue tan impactante para mí, como puede ser posible que el trabajo no me permitió verte crecer. Llevabas el atol de la mañana, realmente fue una sorpresa para mí, que no encontraba que decirte, porque siempre tu mamá llegaba a esa hora.

Sin muchas palabras, me dijiste “Papá me quiero ir al lugar de las oportunidades” no entendí al instante lo que querías decirme, hasta que llego tu mamá, quien me explico que habías tomado la decisión de irte lejos, ya no podías vivir en la escasez y que tenías en tu corazón el deseo de cambiar la realidad de nuestra familia. Como te recordarás, no encontraba palabras que decir, más aún porque el plan era entre tú y tu mamá, en aquel momento supe que nunca fui tu papá, solamente alguien que te ofrecía las cosas básicas para vivir, pero, tu mamá estaba emocionada en aquel momento, porque le habían contado de las riquezas que se obtenían en aquel lugar, tenía la certeza que nuestra familia podría vivir en abundancia.

El día que te fuiste, no te despedí, porque tu mamá me dijo que regresarías, solo ibas por unos años para convertirte en un hombre exitoso, nunca había visto esperanzada a tu mamá, yo la verdad no pude sentir ninguna emoción, solamente veía de lejos. En el pasar de los días, la alegría de tu mamá se convirtió en nostalgia, sentía tu ausencia, más triste aún, yo era incapaz de tener una conversación amena con ella.

Un día nos enteramos de que había un aparato que nos permitiría escuchar tu voz, al llegar al lugar después de caminar seis horas, nos pidieron algunos números que nos sabíamos, fue realmente difícil para mí, porque era la primera vez que veía a tu mamá llorar, no encontraba la forma de consolarla.
Desde aquel día, la casa lo invadió una tristeza que ya nunca se fue, hasta que las lágrimas consumieron el tiempo de tu amada madre.

Gracias a la vida, llego una persona a la casa, me encontró postrado en la cama, cansado y sin fuerzas, me  dijo si podía hacer algo por mí, lo único que le dije que escribiera algo y que te lo mande, aunque no me consta que los deseos de mi corazón fueron plasmados, porque tú sabes que no hablamos español, solamente K’iche', pero, anhelo que leas esto, te quiero, te aprecio, te extraño y perdón por no dar un abrazo o celebrar tus cumpleaños, me dedique a trabajar para ofrecerles lo necesario, donde quiera que estés perdóname por dejarte ir, sin luchar por triunfar acá.





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