¡Sueños!
¡Sueños!
¿Puede la voz de
una persona, infundir miedo o esperanza? Increíblemente real.
Entre los mundos, estaba construyendo un puente, ajeno a mis aspiraciones, trabajando por el sueño de alguien, una voz nació del abismo de la verdad, exclamando un futuro aterrador, para mi apellido. Sin consultar, mi corazón palpitó más rápido, voló entre marejadas de piedras, buscando en Júpiter un abrazo de seguridad, por el mensaje conciso y directo, imprimiendo reflexión en la mente e impulso a la acción a la mente, entre los polvos de la imaginación, descienden dos preguntas ¿puedo cambiar el futuro? ¿Júpiter estará en el futuro? bebiendo una respuesta: El futuro no lo puedo cambiar, Júpiter siempre estará, el único que pueda cambiar y el que no estará en futuro "YO" sin más que observar, hay que ir a lo desconocido, para asumir la responsabilidad de nuestra dudas y verdades.
La emoción, por despertar la consciencia y la responsabilidad, para exprimir la existencia, suponiendo que es una extravagancia exclusiva. Sin embargo, los hombres tienen consciencia y responsabilidad, la diferencia radica que algunos lo asumen, otros solo la imaginan, entre los andares de la vida. En la carrera del tiempo el imán de la soledad reúne a los hombres, para intentar comprender y apoyar al otro, en esta prerrogativa, los caminos se junta en breves lapsos de confianza, mientras se navega por los mares de las posibilidades, durante el andar, las cosas no funcionan como los versos, algunos avanzan más rápido, otros ven en otra dirección, otros quieren regresar, otros que supieron como llegar al barco, en fin, cada quién justifica, avanzar o quedarse donde le plazca, con la contundente verdad, la vida es buena en cualquier lugar donde se consume, con el único requisito, nada de quejas.
En el trayecto de expedición, acumulamos redes de emociones ocultas, aspiraciones efímeras, elementos para la elaboración de un plato exquisito y equilibrado, esencial, para llegar lo más lejos posible, en el camino infinito de los sueños, mientras se soporta, la inmadurez de la juventud y la terquedad de la vejez, acumulando algo de esperanza, forjando la paredes de ideas, quebrando vasijas ajenas y recibiendo pedazos de vasijas propias, concluyendo que la vida es el consumo del tiempo y el deleite de emociones, para navegar y llegar al mismo puerto, donde existen los sueños.
“En fin que los sueños,
justifiquen nuestras vidas”
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