¡El Camino de BITZ! Parte 2

¡El Camino de Bitz! Parte 2


Aquella noche, fue suficiente para creer en lo que era invisible, me fui a descansar, recordando aquel momento importante de mi vida, solamente que desear disfrutar, sin pensar en lo que había dicho, solamente me bastaba la satisfacción de haber iniciado un sueño de mi padre, la idea que el legado de la familia iba a seguir, por otra generación más, en este punto de la vida, recuerdo haber decidido emprender el camino, para encontrar mi destino, tal decisión me llevo a recorrer distintas veredas, en el mismo periodo de vida.

BATZ LO INVISIBLE.

En la montaña, un día junto con mi padre, estábamos sentados sobre las piedras del mirador mayor, empezó a felicitarme por el esfuerzo y el compromiso que había asumido, para explicar su creencia a las personas que en el confiaban, considerando que yo era un respaldo de su trabajo. Había llegado el momento oportuno, para dar el siguiente paso, identificar y definir mi vocación, para ello debía ir a la gran ciudad de la Justicia, en aquel lugar encontraría a los guías, a los indicados, responsables de enseñarme los caminos que existían, explicando que solo existían 4 vocaciones, para saber el mío, debía asistir a las ceremonias de explicación, como estaba emocionalmente exaltado, asumí con prontitud, sin recordar que la palabra, tiene más peso que cual oro de la realidad.

Una mañana del día IXIM, un día propicio para sembrar, mi padre me levanto temprano, tomo unas flores en su campo, con ella me bendijo, mi mama, me preparo alimento, unos tamalitos, con frijol blanco y una botella llena de Té de trigo, empaqueta en morral de lana de oveja, esperando que yo pudiera encontrar el mejor camino, aunque mi padre ya tenía un deseo que más tarde me enteraría.

Esa mañana, cuando el sol, estaba posicionándome sobre la montaña de fuego, emprendí mi marcha, convencido que regresaría con la mejor certeza de mi vocación, convencido que encontraría Paz y sobre todas las cosas, encontraría a hombres a quienes admirar, porque mi padre me había dicho que los hombres felices, son los que saben y aplican sus vocación, porque a cada hombre se le dota de todo lo necesario, para cumplir su destino. En el trayecto de mi viaje, por cierto lo hacía caminando, aunque en mi mente, existía la imaginación que estaba cabalgando sobre la cabra dorada, un estrategia mental, para engañar la duda y el cansancio, mientras iba saliendo de pueblo, empecé a notar ciertas diferencias entre los pueblos, imágenes que empezaban a provocar dudas en mi mente, me parecía extraño ver a mujeres cargar ramas secas sobres su espaldas, acompañadas de sus hijos, hombres picando la tierra, bajo la sombra del sol, veía a otros extendidos en el campo, como si vivieran del sol, más otros estaban sentados desde las sombras de sus egos, obligando a otros a cumplir ciertas tareas que al parecer, ellos no harían y en algunos otros lados, veía a otros hombres ir de un lado a otro, con esa duda ¿Para qué el hombre se va de un lado a otro? Al llegar a la ciudad de la Justicia, me quedé realmente sorprendido, no había tenido la oportunidad de conocer otras realidades, había vivido en un pueblo pequeño, donde existe Paz. Pero, no había tanta comodidad, no podía creer ver tanta opulencia, en un lugar donde se escuchaba más gente quejándose, a diferencia de mi pueblo, un lugar de precariedades. Pero, gente con alma agradecida, contrastes reales, vidas diferentes, aunque todos sean del mismo origen.

Al llegar al Templo de los Guías, no dejaba de sorprenderme lo majestuoso que era la ciudad de la Justicia, todo era nuevo para mí, aunque todo también eran más preguntas ¿Cómo funciona realmente mi pueblo? ¿Por qué acá venimos a buscar respuestas, cuando los que viven aquí se ven más confundidos? ¿Cómo puede ser posible que en mi pueblo nos conocemos todos, a pesar de la distancia en que vivimos, uno de cada uno y aquí viven más personas y más cerca y todos se ven solitarios? Cosas que observa, me empezaban inquietar porque todo parece tan distinto, a lo que padre me había descrito, me había imaginado a los que habitan la ciudad de la Justicia, más definidos en sus vocaciones, abarrotando el templo de la Sabiduría. Sin embargo, estaba vacía, todos parecían no importarles lo que pasaba en aquel lugar, empezaba a creer que era absurda mi viaje, emocionado por encontrar un pueblo rebosante, con quienes yo pudiera aprender. Pero, no había más que un templo hermoso, sin la esencia, gente aplicando su vocación y disfrutando estar cerca del gran templo.

Al llegar al gran templo, grande y hermoso, cubierto de lágrimas por la ausencia de sus esencia, un frio se apodero de mi cuerpo, porque necesitaba algo de calor humano, porque después de haber viajado, ya sentía la necesidad de mis padres, nunca pensé que iba sentir, tanta soledad en un lugar donde habitan mucha gente. Después de observar el templo, un señor de barba blanca se me acerco, me pregunto a quien buscaba, le explique que había venido al encuentro de las Almas que están en busca de una Vocación, después de escucharme, me indico que debía entrar en la puerta dos, para llegar al ciprés que a través sus ramas, me indicaría que salón me correspondía, seguí la indicación, al llegar cerca del ciprés, empezó a mover una de sus ramas, indicando hacia un punto, donde estaba construido un salón, con un estilo triangular, hecha de barro de tierra, tenía una pequeña entrada, para ingresar me tuve que agachar, ingrese gateando, al entrar, era de forma cuadrada, todo de color blanco y en cada esquina, estaban sentados otros jóvenes como yo, al instante alguien me llamo y me indico que había un trozo de madera, donde yo podía sentarme, todos los que estaban presentes, daban la impresión que se conocía, yo no salude a nadie, solo me senté para observar, aquel lugar blanco. Al instante, en el techo empezó a descender una cada brillante, al llegar al piso, los que estaban allí, fueron a tomar hojas en blanco y un lápiz, otro de los presentes me indico que también debía tomar el mío, rápidamente me acerque y tome una de ellas. 

Sin percatarme de donde vivo, sobre la caja colorida, se encontraba un señor de barba blanca, quien camino lentamente, para observarnos, estrecho la mano a los presentes, menos a mí y otra persona, entendiendo que nosotros éramos nuevos, para la cual expreso, ustedes que están aquí, algunos de ustedes, ha consumido más papel de lo necesario, para decidir su vocación, otros no quieren estar aquí, por miedo a su padres siguen a aquí, otros ya se fueron a cumplir su vocación, otros ni saben porque están aquí, en fin, solo queda decirles que es sus vidas lo que consumen, yo estoy finalizando mi camino, solo espero que se suban en las alas correctos y en el momento preciso, antes que les consuma la vida. Bienvenidos de nuevo, a escuchar lo que ustedes saben, solo porque tienen dudas, por eso vienen a escuchar su propia voz interior - 



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