¡Elegido!

¡Elegido!


Un propósito, para cada hombre, una premisa de los abuelos.


En el bosque del CUXLIQUEL, donde viven los señores del fuego, cuidando a los señores del maíz, tuvimos la idea de ampliar el camino que conduce al templo mayor, para ello tuvimos que organizarnos, me nombran el escritor, sin consultarme, se valieron de los años que estuve en la casa de ayote. Se dibujó una línea de acción, sin perfeccionar los obstáculos, simplemente se tenía que cumplir la misión. Confiados en el tiempo y el compromiso de los integrantes del equipo, se asumió el compromiso de lideras la transformación, suponiendo que todo iba a estar bien.

El primer encuentro se desarrolló, entre telares, diseñando la ruta, acordando las estrategias y el primer paso que se dio, fue organizar una reunión con los ancianos de la Justicia, una acción necesaria, en la obtención de respaldo legal y colectivo, presentando a cada miembro del equipo, explicando el trabajo que se deseaba emprender, justificar su importancia y los beneficios en la ampliación de dicho camino que conduce al templo mayor, se obtuvo la aprobación de los ancianos de la Justicia.

Definido la línea de acción, el mayor trabajo era negociar con los amos de los campos, para obtener su aprobación, en ampliar el camino, en los territorios que les corresponde, para ello, sobre mariposas, se realizó un vuelo sobre la ruta, para conocer a los amos, conocer sus nombres y donde encontrarlos, aunque algunos amos, ya habían sido notificados en sus sueños, se acercaron en la casa del telar, informando sobre su deseo de colaborar, sin la necesidad de desperdiciar tiempo, porque estaban convencido que era un propósito del cielo, un afecto de motivación, un empuje, confirmando la participación del supremo, en tan pequeña tarea. Pero, importante en su efecto.


En la primera jornada de visita los amos, llegamos al temazcal de Aj, un espíritu que a la primera impresión, transmitía paz y confianza, sus palabras eran tan elocuentes y  afirmativas, capaces de alentar nuestra jornada que estaba por empezar, confiamos en su expresión, se me olvido pedirle, una huella de su sangre, sobre los hojas de maíz que utilizaba para inmortalizar nuestro andar. Cerca de Aj, fuimos al temazcal de Ij, un poco más serio, estuvo escuchando las palabras de nuestro equipo, tan silencioso que hasta llegue a escuchar el latido de su alma, cuando las palabras se terminaron, se levantó sobre su piedra, levanto las manos y declaro, se hará lo que digan mis consejeros, verán los resultado el tercer día de Noj y se fue. Sin palabras y con más dudas en mis funciones, llevaba dos encuentros, sin obtener una huella de sangre, parecía ser un niño recién nacido que no comprende su entorno, simplemente observa, sin poder descifrar lo que sucedió. 


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