¡El Camino de BITZ! Parte 3
¡El Camino de BITZ! Parte 3
En el salón blanco, solo existía
un par de personas que me parecían amigables, el maestro y yo, ha de ser por el
simple hecho que estaba juzgando a todos, como me están juzgando ellos, aunque
de lo que único que tenía certeza, era de lo que yo pensaba.
Sin mayores palabras, el guía,
levanto la mano, recordando que entre más pronto, el hombre toma una decisión,
más pronto se daría cuenta de haberse equivocado, para encontrar rápidamente el
camino correcto. Por lo tanto, bajo su propio concepto de vida, nos enseñaba
solo cuatro caminos, una forma de ver la vida que ha influido en nuestro
sistema de convivencia, por ello donde estábamos, solo estaba construido con 4
paredes y cada uno de ellos estaba descrito la fin de cada camino, aunque todos
conducían a la eternidad, ninguna era más importante que la otra, se optaba por
el más ideal, para cada personalidad.
Señalando la pared ubicada al
sur, se veía reflejar la letra R en color azul, como la primera pared que describía
uno de las 4 vocaciones, una voz suave expreso. Este camino, es para aquellos
que aman la individualidad, a los que prefieren diferenciar a los hombres de
las mujeres, definiendo su mundo desde una sola perspectiva, sin esa necesidad
de la complementariedad, aquellos que son capaces de asumir la responsabilidad
de arrodillarse, sin que los veos, aquellos que hablan sin que nadie los
escuche, aquellos que se sacrifican, sin que nadie sabe de su existencia. El
guía gira al norte, otra voz distinta deja escuchar la letra S, declarando lo
siguiente, este camino que conduce a la inmortalidad, es para aquellos que aman
el sacrificio físico, dispuestos a preparar el campo, aunque no tengan descendientes
a quien dejarles su légalo, es la vida para aquellos que serán escuchados a
través de su ejemplo, son los juzgados por hablar de una parte de la vida que
jamás experimentarán, son aquellos hechos para sostener el poder, sin que
puedan hacer uso de ello. El guía puesto sus ojos en mi persona, pensando que
algo me decía, me indico que girara la cabeza, porque estaba sentado frente la
pared del oriente, de ella se reflejaba la palabra SOL, nuevamente otra voz,
decía, el camino para aquellos que no desean asumir la responsabilidad de
compartir su vida, para aquellos hechos para la soledad, aquellos que tendrán
que estar solos, cumpliendo la labor de cantarle al silencio, tendrán el honor
de llegar a la vejez de contar la miseria de estar solo y el privilegio de no
haber fallado alguna vez su palabra, son como las hojas que se llevan al
viento, porque no son de acá, son la alfombra de la eternidad y por último, la
pared del occidente donde salía la palabra MA, su voz decía, es el camino para
los que quieran vivir la alegría y la tristeza, aquellos que buscan como
construir la vida de otros, mientras arruinan la de ellos, aquellos que están
dispuestos a sufrir y disfrutar la compañía, para aquellos dispuestos a perder
su vida, por la de vida de otros y es para los que aman el sufrimiento que
causa la responsabilidad de llevar sobre sus hombres la penas de otros.
En la última palabra que sonó, el
lugar se volvió oscuro por instante, para aparecer de pronto sobre una piedra
grande, con vista al horizonte, viendo la ciudad de la justicia desde arriba,
apreciando su esplendor y belleza, y yo, empezando a temblar, porque mi vida
había cambiado radicalmente, como puede ser posible que exista otra forma de
vida, esto aturdía mi comodidad mental que desde ese día fue cambiado
totalmente, sin percatarme, el guía estaba frente a mí, con una actitud
retadora, sin darme tiempo, me empuja desde la piedra, para caer en un
manantial de agua con aroma a manzanilla, en mi esfuerzo por salir del agua,
uno de los compañeros se me acerco y me dijo, no luche, cuando dejas que la
vida te sorprenda, en ese momento aprendes a ver en el ojo de lo invisible,
solo disfruta, no forcejees, el agua sabe su camino y destino, ella te llevará
donde deba llevarte, tranquilo. Cuando encontré la calma, me fui flotando en al
agua, sintiendo como el agua me envolvía en sus entrañas, limpiando las
impurezas de mi mente, hasta llegar a donde termina su camino, dejándome al
frente un árbol de pera, donde estaba sentado el guía y los demás.
Al llegar debajo del árbol de
pera, un fruto de ella, cayó en mis manos, a lo que el guía con gestos, me
indico que la comiera y me señalo donde sentarme, todos estábamos sentados, el
guía dirigió sus últimas palabras, diciendo, hemos vuelto a ver los 4 caminos,
caminos que se toman, para cumplir nuestra vocación, como el precio que debemos
pagar, para acceder a la eternidad, por ello, ustedes deben tomar una decisión,
algunos seguramente estarán aquí otra vez, porque encuentran aquí, una
justificación, para calmar sus miedos, otros tomarán hoy su camino, otros no
volverán y otros que jamás estarán acá. Lo importante que se cumplido la tarea
de enseñarles, ahora decidan, a través de sus propias respuestas, ahora que
conocen los caminos, serán juzgados, porque conocen la verdad, personalmente,
prefiero que la gente no venga aquí, para evitarles frustración. Pero, cuando
vemos a los que van decididos por un camino, eso es más fuerte que ver perder a
miles de vidas. Adiós.
Sin dejarme pensar, aparecí en la
puerta del templo, con vista a donde desciende al sol, como si no hubiera
pasado nada.
En la confusión, entre creer si
era una imaginación o fue real la experiencia, alguien puso sobre mis hombros
su mano, indicándome que era llego el momento de regresar a casa y tomar una
decisión, el consejo que me dio fue, no mires a los lados, ve directo a tu
casa, la vida tiene tantas distracciones que quitan nuestro valor de tomar una
decisión.
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